12 agosto, 2025
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La ciencia ya marcó en el calendario un evento astronómico sin precedentes: el 16 de julio de 2186, el mundo presenciará el eclipse solar total más largo de la historia, con una duración récord de 7 minutos y 29 segundos.

Este fenómeno superará al eclipse de 2009 —que duró 6 minutos y 39 segundos— y se convertirá no solo en el más extenso del milenio, sino también en el más largo entre los 6.326 eclipses registrados entre el 4000 a.C. y el 6000 d.C.

Durante esos minutos, el cielo se oscurecerá como si fuera de noche, las estrellas serán visibles a pleno día y la temperatura descenderá de forma perceptible. Un círculo negro reemplazará al sol en el firmamento, proyectando la sombra de la luna sobre la Tierra.


¿Dónde se podrá ver?

El eclipse se observará con mayor plenitud sobre el océano Atlántico, iniciando al sur de las Islas Galápagos y atravesando zonas del norte de Ecuador, el centro de Colombia, el centro de Venezuela y el norte de Guyana. Si bien los tramos de oscuridad total en tierra firme serán breves comparados con los del mar, igual ofrecerán una vista privilegiada del evento.


¿Por qué será tan largo?

Este récord astronómico se debe a una combinación de factores poco frecuentes:

  • La Tierra estará en el afelio, su punto más alejado del Sol, haciendo que el astro se vea más pequeño desde nuestro planeta.
  • La Luna estará en el perigeo, su punto más cercano a la Tierra, lo que le permitirá cubrir el disco solar por más tiempo.

Estas condiciones permitirán una coincidencia perfecta entre ambos cuerpos celestes, generando el eclipse solar total más prolongado en milenios.


Leyendas y mitos alrededor del eclipse

Mucho antes de que la ciencia pudiera explicar estos fenómenos, distintas culturas los interpretaban como señales divinas o apocalípticas. En la mitología nórdica, por ejemplo, se creía que los dioses habían encadenado a Loki, un hechicero malvado que, en venganza, envió lobos gigantes para devorar el Sol y la Luna, provocando eclipses solares y lunares.

Este relato forma parte de una larga tradición de leyendas que vinculaban los eclipses a castigos celestiales o el fin del mundo.


Aunque ningún ser humano actual podrá presenciar este eclipse del futuro, el evento ya despierta la admiración de astrónomos y curiosos por igual. Un fenómeno único, marcado por la precisión del universo y la maravilla de mirar al cielo.

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