“Mi papá murió buscándolo”: hallan el cuerpo de Diego Fernández Lima

Fuente: Clarin
Diego Fernández Lima tenía 15 años cuando desapareció el 26 de julio de 1984. Cuatro décadas después, sus restos fueron hallados enterrados en una vivienda del barrio porteño de Coghlan, a pocas cuadras de donde vivía el músico Gustavo Cerati. La identificación fue posible gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que colaboró en el análisis de los restos y permitió ponerle nombre a una desaparición que marcó para siempre a su familia.
“Mi papá murió buscándolo”, dijo entre lágrimas Javier Fernández Lima, hermano menor de Diego, en diálogo con América TV. Él tenía solo 10 años cuando su hermano mayor desapareció. Hoy, con 51, continúa pidiendo justicia: “Necesito justicia por mi hermano. Por mi papá, por mi mamá, por mi hermana”.
El caso quedó en manos del fiscal Martín López Perrando, quien confirmó que se trató de una muerte violenta. La autopsia reveló una herida de arma blanca a la altura de la cuarta costilla, y signos de intento de desmembramiento. Aunque aún no se determinó si la puñalada fue la causa de muerte, los indicios apuntan a un crimen brutal.
Una desaparición en plena transición democrática
La última vez que la familia vio a Diego fue cuando salió de su casa comiendo una mandarina. Le dijo a su madre que iba a visitar a un amigo y luego al colegio. Nunca regresó. Esa noche, la familia intentó hacer la denuncia en una comisaría de la Policía Federal, pero no se la tomaron: les dijeron que era un caso de abandono de hogar.
“Para mí lo chuparon”, sostuvo Javier, aludiendo a las desapariciones forzadas aún presentes en la memoria social de un país que recién salía de la dictadura. “No había redes, ni cámaras, había cuatro canales de televisión. Mis viejos hicieron todo, mis primos, amigos del barrio… nos conocen todos y acá estamos todavía”, relató.
Durante años, la familia mantuvo la búsqueda activa. Interrogaron compañeros de colegio, hablaron con vecinos, siguieron pistas. Su padre, quien lideró la búsqueda, murió atropellado en el mismo barrio años después. “Estamos mal. No entendemos nada”, dijo Javier, y agregó que su madre, de 87 años, “solo quiere saber la verdad”.
El hallazgo y la investigación
Los restos fueron encontrados en una propiedad ubicada en Congreso al 3700, en Coghlan. La casa no era conocida por la familia, ni tenían registro de quién vivía allí en 1984. Sin embargo, un amigo de Diego lo había visto por última vez caminando por las calles Monroe y Naón. “Iba en el colectivo y le gritó ‘¿qué hacés, Gaita?’ –le decían así en el club Excursionistas”, recordó Javier.
A partir del hallazgo, la intervención del EAAF permitió primero estimar la edad de la víctima y, posteriormente, con el aporte de datos familiares, confirmar su identidad.
Ahora, el caso avanza como una investigación por homicidio y abre interrogantes no solo sobre quién fue el autor del crimen, sino también sobre los mecanismos de impunidad que permitieron que el cuerpo permaneciera enterrado en una casa durante más de 40 años sin ser descubierto.