Crisis política en Corea del Sur: Yoon Suk-yeol declara y retira la ley marcial
Fuente: Reuters
En un movimiento sin precedentes en más de cuatro décadas, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, declaró la ley marcial el martes por la noche, sorprendiendo al país y desatando una crisis política que culminó en su revocación horas después.
La medida, justificada por Yoon como necesaria para “aplastar fuerzas antiestatales”, movilizó tropas y estableció un control militar temporal en Seúl. Sin embargo, fue rápidamente rechazada por el Parlamento y provocó protestas masivas en la capital, marcando un punto de inflexión en la tensa relación entre el mandatario y la oposición.
Una decisión controvertida y su rápida anulación
El anuncio de Yoon, transmitido en televisión nacional, fue seguido por la llegada de vehículos blindados y helicópteros al Parlamento, donde el Ejército suspendió reuniones legislativas y puso bajo control militar a los medios de comunicación. Sin embargo, la oposición política calificó la medida como inconstitucional e ilegal, mientras que incluso miembros del partido gobernante expresaron su desacuerdo.
La rápida movilización de legisladores opositores y ciudadanos frente al Parlamento resultó en una votación de emergencia que invalidó la ley marcial, obligando a Yoon a retirar la medida en la madrugada del miércoles.
Un trasfondo político complicado
La acción de Yoon ocurre en un contexto de creciente presión política y escándalos de corrupción que han afectado su popularidad. La oposición, que domina el Parlamento tras las elecciones generales, ha bloqueado sus iniciativas y ha propuesto recortes presupuestarios, además de exigir investigaciones relacionadas con la primera dama.
Según expertos, la decisión de declarar la ley marcial reflejó una medida desesperada para recuperar el control político, pero resultó ser un error de cálculo que ha intensificado los pedidos de renuncia o destitución del presidente.
Un impacto duradero en la democracia surcoreana
La declaración de la ley marcial, aunque breve, plantea preguntas sobre la estabilidad democrática de Corea del Sur, una nación que ha progresado significativamente desde sus días de dictadura. Analistas consideran este episodio como un desafío histórico para la reputación democrática del país.
El futuro político de Yoon es incierto, pero este evento ha marcado un antes y un después en la política surcoreana, con protestas ciudadanas y debates en curso sobre los límites del poder presidencial en una democracia moderna.
